Culpable.

Sí. Soy culpable.

Si me pongo en el lugar del otro me defenestraría.

No paso de leer los resultados los domingos y engancharme con algún que otro partido en diferido los sábados a la noche.

La verdad es que para los partidos importantes siempre intento levantarme. Intento.

Pero cada 4 años me agarra ese nosequé.

Y entiendo que al que la mama, que al que la vive, al que la padece día a día que le rompa las pelotas que venga un foraneo que «no se bancó las dificiles» a subirse al carro de la victoria.

Es dificil ver un deporte sin saber bien las reglas, sin poder pegarle un grito al televisor al ritmo de «orsai animal, es orsai». No entender que eso fue «knock-on» y cuando el line es para tal o cual equipo.

Por eso, cada 4 años soy culpable. Culpable de meterme donde no me llaman. Culpable de celebrar o sufrir por algo que no me pertenece.

Culpable. Y me banco la condena.

Pero por favor, traiganme una tele para poder ver el partido de Los Pumas.